miércoles, mayo 28, 2008

Calaveras



Siempre que veo una calavera me asombro, hay un "clic", hay un instante de algo parecido a la alegría, un aroma festivo quizás, la alegría de estar aquí ahora escribiendo, de saber que estoy vivo. Un fuerte contraste, una advertencia.
Su estilización , sus transformaciones nunca pierden la esencia del primer mensaje, de excepcional maleabilidad es como el oro o el chocolate, tolera matices y mezclas, puede ser trágica, amable, cómica, humorística, irónica, nostálgica y triste y siempre noble, igual a si misma.
Rostro sin rostro a veces es sonrisa desencajada del Rembrandt de su último autorretrato, y otras mirada burlona de Leonardo en la Monalisa.

No hay comentarios.: