jueves, junio 11, 2009

La caricatura

Históricamente en el Arte el humor no ha sido del todo admitido, ha sido un condimento muy reservado donde su exceso era para lenguajes menores o “populares”, la misma palabra “caricatura” muchas veces se usa como menosprecio de un estilo de dibujo inferior.

Decir algo sobre lo retratado es de alguna forma rehacerlo, recomponer la estructura del objeto, cambiar su contexto.

Es en la modificación de la composición geométrica y cambio de las proporciones del modelo, cuando se busca remarcar situaciones, diálogos formales, gestos, que el objeto se parezca más a sí mismo.

En una mirada clásica toda trasgresión a las bellas proporciones es peligrosa aunque si buscamos con detenimiento, podemos ver caricaturas sutilmente escondidas también en las obras de los grandes maestros.

La pintura de finales del siglo 19 y principios del 20 ha tenido grandes transgresores de la belleza tradicional y cultores de un cierto exagerado humorismo y dramatismo entrecruzados, ¿podemos decir caricaturistas?. Por nombrar algunos: Toulouse Lautrec, Honoré Daumier, Oskar Kokoschka, Edvard Munch, Vincent Van Gogh, que han sido muy importantes para la generación de artistas posteriores.

Ese primer ejercicio de cuestionamiento a lo establecido es posible que haya sido la base desde donde se pudo realizar el salto de después, la libertad que da el humor en todas sus vertientes (humor tragicómico, grotesco, humor ingenuo, absurdo) puede ser usada como emulsionante para mezclar estilos, culturas e ideas tan diferentes como fue necesario en los intentos de las Vanguardias.

El humor, tiene la importante propiedad de relativizar y cuestionar las verdades inamovibles, sirve como anestesia que permite tocar los lugares más sencibles, su naturaleza nos descoloca y produce un caos que permite recomponer los pedazos y vislumbrar nuevos caminos y nuevas combinaciones.


Mick Jagger 2b, acrílico sobre tela, 30 x 15 cm. 2015.

No hay comentarios.: